8 de marzo doble reivindicación, una única lucha

El 8 de marzo es celebrado como el día internacional de la mujer por numerosas organizaciones. Sin embargo, en otros entornos, se reivindica como el día de la mujer trabajadora, subrayando la diferencia con respecto al primero. Bajo esa ambivalencia subyacen razones políticas, ya que es común que las instituciones se apropien de las reivindicaciones dejando de lado sus orígenes. De esta manera, el Sistema de la Dominación acaba desfigurando por completo el significado de las mismas. Y aunque no esté claro el origen del día, todas las historias nos conducen a luchas y procesos organizativos dirigidos por mujeres trabajadoras.

Por un lado, tenemos constancia de una conferencia que se dio en contra de la esclavitud en Estados Unidos, en 1848. Ya que no se permitía la participación de las mujeres en el debate, las abolicionistas Elizabeth Cady Staton y Lucretia Mott prepararon una conferencia paralela, lo cual concluyó en un mitin en contra de la esclavitud y a favor de los derechos de las mujeres al que asistieron miles de personas.

Por otro lado, en 1857 se dio una gigantesca huelga y manifestación de trabajadoras textiles en Nueva York, en la cual la mayoría de las participes eran mujeres. Fue un día que pasaría a la historia por dejar más de 100 muertas. Pero este tipo de huelgas eran comunes hasta principios del siglo XX, tanto en Estados Unidos como en nuestro entorno: A principios de siglo, en Barcelona se dieron mas de 100 huelgas, siendo la mayoría de ellas convocadas en sectores feminizados como el de la industria textil.

El 25 de marzo de 1911 hubo otra huelga en Estados Unidos. Las huelguistas tomaron la fábrica y se provocó el conocido incendio. Los empresarios, a modo de respuesta, cerraron las puertas de la fábrica, encerrando así a las trabajadoras organizadas, las cuales eran en su mayoría migrantes procedentes de Europa. Asesinaron a 145 mujeres.

Todas esas referencias tienen un contenido interesante políticamente, por supuesto. Ya que podemos ver en todas estas expresiones la fuerza de la lucha de las mujeres, la resistencia ante la explotación y la organización ante el explotador. Aun así, existen otro tipo de referencias las cuales ubican esa organización y procesos de lucha en otras categorías. Hablamos de dos sucesos en particular.

Por un lado, debemos mencionar las Conferencias Internacionales de Mujeres, las cuales fueron un símbolo de la organización socialista, junto a las Internacionales Obreras. La primera se celebró en 1907, en Stuttgart; la segunda, en Copenhague, y posteriormente se celebraron más conferencias. En esas dos primeras se trabajó el derecho al voto de la mujer (el cual era una reivindicación del movimiento de las trabajadoras), la lucha contra la guerra burguesa y chovinista y la participación de la mujer en la lucha socialista. Entre las participantes, podemos encontrar figuras comunistas de gran importancia como Klara Zetkin, Rosa Luxemburgo o Alexandra Kollontai. Las tres tomaron parte con determinación en la organización socialista de las mujeres, en los espacios socialistas mixtos y en la organización de las Internacionales Socialistas. En esas conferencias no-mixtas, se compartieron diversas ideas cuya intención era la de impulsar la organización internacional, siendo una de estas la creación del día de la mujer trabajadora. Eligieron marzo como mes para la reivindicación que realizarían de manera conjunta, en honor a la huelga de trabajadoras textiles y a las fallecidas en el incendio.

Por otro lado, tenemos la movilización que fue la chispa de la Revolución Soviética. Para profundizar en sus orígenes y sus razones podemos reparar en una larga historia de dominación y resistencia, así como a una gran cantidad de revueltas previas al siglo XX. Pero estamos hablando del proceso histórico que le dio un impulso a la ola revolucionaria en todo el mundo y que hoy en día sigue siendo hito en si mismo, la Revolución Soviética. El 8 de marzo de 1917 (23 de febrero en el calendario Juliano que se usaba en aquel momento en Rusia) las mujeres fueron protagonistas en Petrogrado (hoy en día conocida como San Petersburgo). Las ciudadanas sufrían una acreciente diferencia entre ricos y pobres que se daba en todo el país, una recesión económica, las consecuencias de la guerra a la cual se oponían y un invierno frio en el que se propagaba el hambre. En ese contexto, las mujeres salieron a la calle exigiendo pan y se les unieron trabajadoras de todo el país. El alzamiento iniciado ese día consiguió al de poco tiempo echar al Zar Nicolas II de Rusia y terminar con el Zarismo. Gracias a ello se consiguió un gobierno provisional el cual duraría hasta octubre y que fue indispensable para comenzar con la organización del pueblo entero en soviets, en la Revolución de Octubre. Por lo tanto, las mujeres que se alzaron el 8 de marzo fueron las precursoras de la Revolución Soviética.

Vemos importante dotar el 8 de marzo de significado propio. Aunque la Organización de las Naciones Unidas lo nombrara oficialmente en 1977, y muchas organizadoras tengan ese evento como referencia, nosotras también tenemos razones para celebrar el 8 de marzo, aunque no estemos hablando de los mismos orígenes ni reivindicaciones, por relacionadas que puedan estar. Por lo tanto, nosotras, cuando celebramos el 8 de marzo, tenemos en nuestra memoria a todas las mujeres que se alzaron y organizaron en contra de las agresiones del Sistema de la Dominación. Tenemos en mente que las mujeres somos capaces de organizar movimientos y reivindicaciones revolucionarias, organizadas de manera autónoma con respecto a los hombres y en confrontación directa con los dominadores. El Sistema de la Dominación cuenta con numerosas formas de ahogarnos, siendo igual de numerosas las herramientas que necesitamos para superarlas. Con la memoria viva, decimos alto y claro que la lucha vale la pena.

Recordamos la conferencia internacional de mujeres que se dio a principios de noviembre de 2022 en Berlín, en la cual participaron mas de 700 mujeres de todo el mundo. En esta convención confluyeron las ideas y las propuestas de las mujeres que están sumergidas en procesos de lucha por todo el mundo. Estos encuentros suponen una confluencia de las luchas a nivel mundial, dotándolas de una fuerza ideológica impresionante, demostrando que no estamos solas. Podemos entender esa conferencia de 2022 como una continuación de la de 1907, como una demostración del papel que tomamos y la aportación que realizamos las mujeres al hilo rojo de la historia, como una continuación de la organización de las mujeres.

Por lo tanto, el 8 de marzo, para nosotras, es el día que nos une en nuestra lucha contra la dominación.